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Ya estamos aquí otra vez, para (entre otras cosas) ampliar un poquito lo que dijimos la semana pasada (en la temporada Géminis, qué barbaridad, cómo pasa el tiempo). Hemos pasado por un solsticio, por la noche de San Juan, y ahora ya sí que sí estamos dentrísimo del verano (al menos en este hemisferio. Si estás en el hemisferio sur, te mando un abrazo calentito desde la España tropical del cambio climático).

Pero divago (oh sorpresa). Hemos venido a mirar al cielo, y eso es lo que vamos a hacer. Dentro análisis.

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Tanto dentro como fuera

La última vez que hablamos estábamos al borde del cambio de estación, y se nota: estos últimos días ha terminado el cole, ha sido la graduación de mis alumnos, y hemos empezado la dulce etapa de la conciliación, en la que tenemos que tirar de campamentos y de familia extensa (gracias, abuelos y abuelas, por arrimar el hombro) si no queremos volvernos locos hasta que lleguen nuestras vacaciones.

[foto traje académico]

Es decir, cierre de etapas, y apertura de etapas nuevas. Ahora mismo estoy con un ojo puesto en la revisión del año (una de las nocheviejas del año es el solsticio de verano, y si trabajas en educación más), y con el otro con esperanza por toooodo lo que quiero hacer, y ganas de crear las estructuras para que funcione.

¿Y tú? ¿Cómo encaras esta etapa?

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Tanto arriba como abajo

Júpiter entra con nosotros en Cáncer. La última vez que estuvo en este signo fue entre los veranos de 2013 y 2014, y podemos encontrar signos de qué significa este tránsito en nuestra cosmología si pensamos en ese año. Para mí fue un año muy intenso: tomé decisiones familiares importantes “en pequeño”, siendo consciente de cómo me hacían sentir, y también del apoyo de la comunidad que tenía alrededor, que fue fundamental. Es decir, sabía todo eso, pero sabía que la última palabra era mía, y en parte eso fue lo que me hizo fuerte para poder asumir las consecuencias de esa decisión. Son momentos de apoyo mutuo, de creación de espacios seguros, de rehacer tu casa para que sea más hogar.

Saturno sigue (y seguirá) en Aries un tiempo, y va a retrogradar a mediados de julio. Esta etapa que estamos viviendo, de acción de cara a nuestras metas, va a sosegar un poco: entraremos en el periodo en el que pensaremos en lo que estamos haciendo, y organizaremos nuestros siguientes pasos. Después entrará de nuevo en Piscis, pero de eso ya hablaremos cuando pase.

Julio viene, de hecho, plagadito de retrógrados. Mercurio acaba de entrar en Leo, lo que hace que nuestra comunicación sea centrada y segura, y retrogradará a partir del día 18 (recuerda: ¡cuidado con los viajes! Acuérdate de que no se pueden llevar baterías en el equipaje de mano, revisa bien el coche y, por si acaso, imprime los billetes en papel).

En este mes, las semillas que puedes plantar son:

• Para Júpiter en Cáncer, me gustaría que pensaras en tu comunidad. ¿A qué comunidades perteneces? ¿Cuál es tu rol en ellas? ¿Cómo puedes honrarlo? El objetivo: hacer prioridad a la gente que nos importa, y empezar por poner bonito nuestro rincón del mundo.
• Para Saturno en Aries, con ese retrógrado a las puertas, te diría que pensaras en tus planes a largo plazo. ¿Cuáles son tus objetivos? Puede que esa acción que estás tomando ahora sea necesaria, pero Aries, aunque es muy bueno empezando proyectos, suele olvidar el mantenimiento (créeme, sé de lo que hablo). ¿Cómo puedes crear ahora la estructura necesaria para que el mantenimiento sea fácil y llevadero?
• Para Mercurio en Leo, tu voz se oirá más fuerte. Vamos a aprovechar eso. ¿En qué áreas de tu vida quieres que te escuchen? ¿En cuáles puedes prestar tu voz a otras personas?

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Agárrate, Reader, que vienen curvas.

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Tanto antes como ahora (como luego)

Tengo hoy una joyita que quiero enseñarte. Ha llegado a mis manos, como regalo de fin de curso, El tarot del mundo flotante. Me encantan los dibujos, los colores… es una baraja fascinante. ¿Le preguntamos?

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El ocho de espadas nos habla de una encerrona mental. Estamos en un punto en el que nuestra cabeza no da más, y el bloqueo se nota. En este caso, la solución pasa también por la mente: tenemos que encontrar el punto en el que parar los bucles, y planificar nuestra huida.

Para esto, los dos seises que tenemos alrededor nos echarán un cable. El seis de copas habla de gente que, en realidad, siempre ha estado ahí. Y el seis de oros nos recuerda que, cuando tenemos, es nuestro deber compartir. Apoyarnos en nuestra comunidad, y colaborar cuando nos sea posible, saliendo de la cabeza propia para aterrizar en lo tangible y lo real, en las conexiones con nuestra gente.

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Corta el ciclo, Reader. Sal de ti y conecta con lo que tienes alrededor. Por mi parte, haré lo propio. Mis neuras pueden pausarse.

Te espero al otro lado.

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