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Y ya estoy aquí otra vez. Una maga llega cuando se lo propone, ya sabes. Este Boletín puede estar bastante deslabazado, porque tampoco he podido escribirlo del tirón (Géminis, si algo es, es multitarea, que por algo son gemelos). Vamos con el cosmos, a ver qué nos trae.

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Tanto dentro como fuera

La temporada Géminis ha venido con una ola de calor bajo el brazo, así que me ha pillado buscando en modo emergencia todo lo vaporoso y fresquito que tengo por casa (lo cual le pega: Géminis te pide que te quites de encima la energía de tierra de Tauro, tan pesada, y que vueles. A ver si puedo con el nórdico aún doblado en los pies de la cama, que no le encuentro sitio).

El caso es que estoy rozando con los dedos el fin de curso, y estoy notando el ratoncito de la curiosidad en mi cabeza, deseando ponerme con proyectos y materiales para el curso que viene. Además, este momento (la luna llena) sirve para cerrar ciclos, y como sabes el sprint final es el que más cuesta. El calendario petado de compromisos, eventos y más eventos… Esto es demasiado social incluso para mí, que normalmente quiero estar en todos los saraos.

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Tanto arriba como abajo

Saturno entró en Aries, y cualquier astrólogo ancestral te traduciría eso como un mordisco en el culo por parte del karma. La energía de Aries (confrontacional, creativa, de hacer) junto con la creación de estructuras de Saturno nos lleva a un combo de que si no has estado tomando responsabilidad, te van a estallar todos esos cabos sueltos en la cara. Seguramente sea algo inesperado: por ejemplo, en mi caso se traduce como un montón de citas médicas, que son meras revisiones, pero que hay que hacer ahora ya tienes cita el viernes porque si no la siguiente es en diciembre. O sea, que es probable que te esté pasando por debajo del radar (por eso no estás tomando responsabilidad, porque tú y yo sabemos que eres una persona consecuente y confiable, faltaría más).

También está la otra cara de la moneda: si has estado trabajando y construyendo, en estas fechas tendrás esa recompensa que te mereces (como por ejemplo mi queridísimo Marco Antonio Raya, que ahora es doctor cum laude por la Universidad de Vic). Son cosas que no terminan, sino que son checkpoints para el futuro, momentos en los que desbloqueas una nueva versión sobre la que apoyarte para lo que viene.

Están pasando más cosas, como Júpiter en Cáncer, que magnifica toda la parte emocional y protectora, justo a tiempo para ese fin de curso en el que te das cuenta de que las criaturas en tu vida han crecido como un palmo y pronto dejarán de ser criaturas para ser personas adultas y por qué pasa el tiempo tan deprisa (luego empiezan a llamarse “bro” entre ellos y se te pasa un poco, pero jo). Pero esto te prometo que te lo contaré en la próxima, que será, espero, la semana que viene, con la luna nueva. A ver si vuelvo al ritmo.

Buena suerte, Reader, te la mereces.

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Tanto antes como ahora (como luego)

Quiero enviarte esto YA porque te lo mereces, porque ya he retrasado el envío de este Boletín suficiente, y porque si llego a casa pasarán cosas que me hagan perder el foco de nuevo. Así que voy a crear un espacio mágico en un sitio que no lo es en absoluto: mi trabajo “mundano”.

Para crear una burbuja mágica (por ejemplo, para leer las cartas a alguien en un sitio público en el que no puedes enceder velas o incienso y que a lo mejor no tienes mucho espacio), mi truco principal es buscar un sitio apartado y tener algo que haga de tapete, para que la superficie esté delimitada. Normalmente, una mesita aparte del ruido principal del sitio ayuda, pero si no es posible, cualquier bufanda o fular que tengas puede hacer de tapete improvisado.

En este caso, estoy en la cafetería de mi trabajo, hoy parece que hay un evento en este edificio y hay bastante gente, así que no tengo un espacio apartado y hay bastante ruido. Como te voy a leer las cartas a ti, lo que hago es ponerme cascos de cancelación de ruido con la música bastante alta, proteger el espacio poniendo barreras físicas (como mi bolso por ejemplo) y respirar honnnnndo para que el griterío adolescente no me desquicie mucho. He traído un kimono por si el aire acondicionado me traicionaba, y lo usaré como tapete. La baraja es la que llevo en el bolso, el Prisma Visions Tarot, la edición de viaje en una latita preciosa (que ya está machacadísima). Veamos qué nos dicen las cartas:

(Rey de Oros, el Sol, Sota de Espadas)

(setup de emergencia)

El Sol, ese amanecer después de la Noche Oscura. Este último mes y medio ha sido un reto casi inabarcable, y ya estamos viendo cómo se cierra la etapa. Flanquean sus lados el Rey de Oros y la Sota de Espadas, como dos promesas inevitables: el Rey nos acompaña con su tesón y su control, y ayudándonos a entender las estrategias que nos han permitido llegar hasta aquí; la Sota, sin embargo, apunta al futuro, a esa curiosidad necesaria para decidir el siguiente paso. Es momento de hacer inventario de las herramientas que tenemos en nuestra mochila, para considerar cuál será nuestra próxima aventura.

Diría que podemos sentarnos en una sombra a merendar, Reader, pero no te duermas, que la etapa acaba, pero el camino se pierde adelante, serpenteando a lo desconocido. Compartamos la fruta y el agua, y metamos nuestros pies cansados en el río.

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Te espero al otro lado.

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